Juanita cambió al aristocrático empresario Diógenes Vázquez por un actor hippón y aventurero: Gastón Grande, un fanático de los deportes extremos, los viajes a destinos exóticos y las experiencias en contacto con la naturaleza es su primera conquista de 2016.
Pobre Mirtha Legrand. Si quisiera recordar con precisión y detalle los nombres y apellidos de todos los hombres que se vincularon con Juanita Viale (33), su nieta, debería tomar algunos de esos yuyos que ayudan a vigorizar la memoria. Si no, casi imposible. Peor: si pretendiera juntarlos a todos en uno de sus tradicionales almuerzos, necesitaría transmitir desde el estacionamiento de un canal más que desde un estudio. O desde el salón comedor de algún club de fútbol grande, como Racing, del que ella es hincha.
La diferencia entre la vida afectiva de la diva y la de su nieta preferida es Grande. Muy Grande. Cada vez más Grande. Mientras que a la señora se le conoció un solo compañero a lo largo de su legendaria carrera –si tuvo otros, porque rumores hubo, nunca se hicieron públicos–, la joven actriz ya perdió la cuenta sobre la cantidad de muchachos que la conocieron en la intimidad.
Anote, Mirtha. Por las dudas, ¿vio? Desmayarse por las fotos de su nieta acariciándose con un tipo en plena calle, después de todo lo que vio… no va a suceder. Para que sepa de quién se trata, nomás. Agarre lápiz y papel y trate de aprenderse la identidad del primer novio 2016 de la nena. Cuánto le va a durar, quién sabe. Pero por algo hay que empezar. Diógenes Vázquez, el hermano de María, no corre más. Vea las fotos. El muchacho que recorre con sus manos la partes más filosas de la delgada anatomía de su nieta, el que apoya sus labios contra los de ella, el que recibe en sus muslos los delicados pies de la actriz se llama Gastón Grande. Grande como la sonrisa de Juanita en las mismas imágenes.
Cambiemos. Después de la ruptura con Gonzalo Manguera Valenzuela (durante la relación también, pero seamos benévolos con el galán), Juanita volvió a las andadas que se le habían conocido antes de relacionarse con el chileno. Primero vino Chano Moreno Charpentier, hasta que el noviazgo chocó. Literalmente hablando. Después llegó Diógenes Vázquez, un empresario vinculado al mundo textil que se llevaba muy bien con los chicos de ella. En el medio se la vio con una compañera, la uruguaya Victoria Césperes, regalándose mimos y picos en un parque público. Pero el verano trajo nuevos aires a la vida de la muchacha. Aires calientes, obviamente.
Hace un tiempito, Juanita se reencontró con Gastón Grande. Habían sido compañeros en Malparida. Incluso tuvieron algún amorío según el argumento de aquella novela. A ella siempre le gustó esa impronta hippona y aventurera de su compañero, que por entonces transitaba otra relación, de la que tiene una hija. Lo supo esperar.
A fines de 2015 hicieron un viaje juntos. Y acá valdrá la pena hacer una observación. Como millones de personas en todo el planeta, Grande era habitué de las redes sociales. Y se le ocurrió subir una foto propia, anticipando que saldría de travesía. Pintón, el hombre tiene arrastre entre las chicas, que no dudaron en pedirle que las sumara al periplo. Decenas quisieron anotarse. Hasta que apareció Juanita y les marcó la cancha a las demás. “Vamos que nos vamos, Gastón”, escribió. Y asunto terminado. Obviamente, fueron los dos solos. Esa salida afianzó la relación. Y terminó con las apariciones del muchacho en Instagram, Twitter y cuanta página indiscreta ande dando vueltas por ahí. Nunca más tuvo actividad virtual.
El blanqueo. Palermo. Pleno enero. Media tarde. Calor infernal. En el aire y en los cuerpos de Juanita y Gastón, sentados a la mesa de uno de los tantos bares que abundan en esa zona. A ella no le incomoda la gente que pasa cerca. Eso ya se sabe. A él tampoco. Lo sabemos desde ahora. No les importa nada de lo que sucede alrededor. Son ellos dos y nada más, aunque están sentados con otras personas, que saben de la historia y tampoco dicen mucho. Casi no miran.
Grande se levanta de su asiento. No es taaaan alto. Lleva gorrita, barba de varios días, es fachero y viste canchero. Elegante no, elegante es otra cosa. Pero tiene actitud y le queda bien lo que se tiró encima: jean gastado y remera común y silvestre. Se para junto a Juanita y la acaricia por detrás y por delante del cuello. La mima y la contiene. Ella responde con un gesto que le sale fácil cuando la endulzan así, pero nunca cuando le preguntan algo: sonríe, y cuando se le ilumina el rostro es bonita en serio. No como cuando rezonga y protesta.
Gastón vuelve a su asiento. Ahora, la que se para y se acerca a él es ella. El tipo no pierde tiempo: apoya su mano donde termina el shorcito y empiezan las delgadas nalgas de la actriz. Ella le toca el oído, y le acomoda la mano derecha por dentro de su camiseta para hacerle unos masajitos en la espalda. La última escena es la mejor: se sientan juntos, frente a frente, y se buscan. Boca a boca, se dicen un par de cositas y se dan un beso. Un tremendo beso.
Gastón tiene 37 años. Es un aventurero que gusta de las motos, los deportes extremos, los viajes a destinos exóticos y las experiencias cercanas con la naturaleza. Justo para Juanita: no debe haber mayor aventura que conquistarla. O dibujarle una sonrisa… así de Grande.
http://www.paparazzi.com.ar/romances/las-fotos-mas-calientes-de-juanita-viale-y-gaston-grande/4226.html
Solo podemos decir,desde nuestra opinion,que no vemos nada extraño entre ellos,y si son o no son,les deseamos lo mejor juntos o separados.son amigos,eso que quede claro.
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